domingo, 12 de abril de 2009

Vía Lucis

Vía lucis

Primera estación.

Jesús resucita de la muerte

.- Te adoramos OH Cristo resucitado y te bendecimos

porque con tu Pascua, has dado la Vida al mundo.

Lectura del Evangelio. Mateo. 28, 1-7

Alégrate Virgen Maria

Cristo ha resucitado

Aleluya

Oración

Jesús Resucitado, el mundo tiene necesidad de ser reevangelizado. La nueva evangelización aplaca el corazón trastornado por tantos mensajes. Hace resonar el anuncio siempre nuevo. Y hace a las mujeres mensajeras entusiastas de la raíz de la vida nueva: tu Pascua. Obra el trasplante: cabeza nueva, corazón nuevo, vida nueva.

Haz que pensemos como piensas tú, haz que amemos como amas tú, has que proyectemos como proyectas tú, haz que sirvamos como sirves tú.

T Amen Jesús Resucitado, el mundo tiene necesidad de ser reevangelizado. La nueva evangelización aplaca el corazón trastornado por tantos mensajes. Hace resonar el anuncio siempre nuevo. Y hace a las mujeres mensajeras entusiastas de la raíz de la vida nueva: tu Pascua. Obra el trasplante: cabeza nueva, corazón nuevo, vida nueva.

Haz que pensemos como piensas tú, haz que amemos como amas tú, has que proyectemos como proyectas tú, haz que sirvamos como sirves tú.

T Amen

Oh María. Templo del Espíritu Santo,

Guíanos como testigos del Resucitado

por el camino de la luz

Segunda estación

Los discípulos encontraron el sepulcro vacio

Te adoramos OH Cristo resucitado y te bendecimos

porque con tu Pascua, has dado la Vida al mundo.

Lectura del Evangelio. Juan, 20; 1-9

Alégrate Virgen Maria

Cristo ha resucitado

Aleluya

Sólo tú, Jesús resucitado, nos llevas a la alegría de la vida. Sólo tú nos haces ver vaciarse una tumba desde dentro. Danos la convicción de nuestra potencia impotente ante la muerte cuando está sin ti. Haz que nos fiemos totalmente de la omnipotencia del amor, que vence la muerte.

T Amén

T Oh María. Templo del Espíritu Santo,

Guíanos como testigos del Resucitado

por el camino de la luz.

Tercera estación

El Resucitado se manifiesta a la Magdalena

Te adoramos OH Cristo resucitado y te bendecimos

porque con tu Pascua, has dado la Vida al mundo.

Evangelio Juan 20,11-18

Alégrate Virgen Madre:

Cristo ha resucitado, Aleluya.

P Jesús resucitado, tú me llamas porque me amas. En mi espacio cotidiano puedo reconocerte como te reconoció la Magdalena. Tú me dices: "Ve y anuncia a mis hermanos". Ayúdame a ir por los caminos del mundo, en mi familia, en la escuela, en la oficina, en la fábrica, en tantos ambientes del tiempo libre para realizar la grande consigna que es el anuncio de la vida.

T Amén

T Oh María. Templo del Espíritu Santo,

Guíanos como testigos del Resucitado

por el camino de la luz.

Cuarta estación

El Resucitado en el Camino de Emaus

Te adoramos, oh Cristo resucitado, y te bendecimos.

T Porque con tu Pascua has dado la vida al mundo.

Lucas 24, 13-19; 25-27

Alégrate Virgen Madre:

Cristo ha resucitado, Aleluya.

P Quédate con nosotros, Jesús resucitado porque atardece. Te daremos una casa. Te daremos un plato. Te daremos calor. Te daremos amor. Quédate con nosotros, Señor: La tarde de la duda y del ansia oprime el corazón de cada hombre. Quédate con nosotros, Señor: y nosotros estaremos en tu compañía, y esto nos basta. Quédate con nosotros, Señor, porque atardece. Y haznos testigos de la Pascua.

Amen

Quinta estación

El resucitado se manifiesta al partir el Pan

Te adoramos oh Cristo resucitado y te bendecimos

Porque con tu Pascua has dado la vida al mundo

Lucas 24,28-35

Alégrate Virgen Madre:

Cristo ha resucitado, Aleluya.

P Jesucristo resucitado: en tu última Cena de hombre terreno, has indicado en el

lavatorio de los pies el único modo de participar en la Eucaristía. En tu primera Cena, como hombre celestial, has querido volver a poner en la hospitalidad del diferente la condición para la comunión contigo. Señor de la gloria, ayúdanos a preparar nuestras celebraciones, lavando los pies cansados de los últimos, acogiendo en el corazón y en las casas "pobres, lisiados, cojos, ciegos" (Lc 14, 13), los necesitados de hoy, que no tienen otro signo de reconocimiento sino el de ser tu viva imagen.

T Amén

T Oh María. Templo del Espíritu Santo,

Guíanos como testigos del Resucitado

por el camino de la luz.

Sexta estación

El Resucitado se presenta vivo a los discípulos Te adoramos, oh Cristo resucitado, y te bendecimos.

T Porque con tu Pascua has dado la vida al mundo.

L Del Evangelio según San Lucas (Lc 24, 36-43)

Alégrate Virgen Madre:

Cristo ha resucitado, Aleluya.

P Jesús Resucitado, nosotros te admiramos por tu paciencia en la pasión: el silencio. Nosotros te admiramos por tu paciencia en la resurrección: la pedagogía. Danos a nosotros que, como hombres de nuestro tiempo queremos todo y ya, la capacidad de un amor que sabe esperar, que sabe realizar esto en oración. Tú estás vivo y no eres un fantasma. Concédenos tratarte como el que vive (Ap 1, 18). Y libéranos de los fantasmas que construimos de ti. Haznos aptos para presentarnos como signos tuyos. El mundo los espera para poder creer.

T Amén

T Oh María. Templo del Espíritu Santo,

Guíanos como testigos del Resucitado

por el camino de la luz.

Séptima estación

El Resucitado da el poder de perdonar los pecados

Te adoramos, oh Cristo resucitado, y te bendecimos.

T Porque con tu Pascua has dado la vida al mundo.

L Del Evangelio según San Juan (Jn 20, 19-23)

Alégrate Virgen Madre:

Cristo ha resucitado, Aleluya.

P Ven Espíritu Santo. Tú, primer don de Jesús resucitado, eres entusiasmo del Padre y del Hijo en nosotros, que nadamos en el aburrimiento y en la oscuridad. Tú, armonía del Padre y del Hijo, empújanos hacia la justicia y la paz: libéranos de nuestras cápsulas de muerte. Tú, vida eterna del Padre y del Hijo, sopla sobre estos huesos áridos y haznos pasar el pecado a la gracia. Tú, juventud del Padre y del Hijo, haznos jóvenes perennes, haznos hombres entusiastas, haznos expertos de la Pascua.

T Amén

T Oh María. Templo del Espíritu Santo,

Guíanos como testigos del Resucitado

por el camino de la luz.

Octava estación

El Resucitado confirma la Fe de TomásTe adoramos, oh Cristo resucitado, y te bendecimos.

T Porque con tu Pascua has dado la vida al mundo.

L Del Evangelio de San Juan (Jn 20, 24-29). Alégrate Virgen Madre:

Cristo ha resucitado, Aleluya.

P Oh Jesús resucitado, te decimos cada día en la fe: "Señor mío y Dios mío". La fe no es el mediodía de la visión. La fe no es fácil pero nos hace felices. La fe es fiarse de ti en las tinieblas. La fe es confiarse a ti en las pruebas. Señor de la vida, aumenta nuestra fe. Danos la fe, que es raíz de tu Pascua. Danos la confianza que es la flor de esta Pascua. Danos la fidelidad que es el fruto de esta Pascua.

T Amén

T Oh María. Templo del Espíritu Santo,

Guíanos como testigos del Resucitado

por el camino de la luz.

Novena estación

El Resucitado encuentra a los suyos, en el lago de Tiberiades

Te adoramos, oh Cristo resucitado, y te bendecimos.

T Porque con tu Pascua has dado la vida al mundo.

L Del Evangelio según San Juan (Jn 21, 1-9.13)

Alégrate Virgen Madre:

Cristo ha resucitado, Aleluya.

P Jesús resucitado, haznos dóciles para volver a jugar a la esperanza, después de nuestros fracasos. Tú, el Resucitado, siéntate a la mesa con nosotros. En los días pascuales de tu convivencia no te has mostrado como el Dios victorioso entre relámpagos y con truenos, sino como el Dios sencillo de lo ordinario, que celebra la Pascua a la orilla del lago, sobre una mesa al are libre. Haznos testigos de tu Pascua, en lo cotidiano, con sus monotonías, donde tú nos esperas desde siempre, en la orilla de nuestros afanes. Siéntate a nuestra mesa de hombres saciados, pero vacíos. Siéntate a la mesa de los hombres pobres, que aún tienen esperanza. Y el mundo que tú amas será nuevo, modelado según tu Pascua.

T Amén

T Oh María. Templo del Espíritu Santo,

Guíanos como testigos del Resucitado

por el camino de la luz.

Décima estación

El Resucitado confiere el Primado a Pedro

Te adoramos, oh Cristo resucitado, y te bendecimos.

T Porque con tu Pascua has dado la vida al mundo.

L Del Evangelio Según san Juan (Jn 21, 15-17)

Alégrate Virgen Madre:

Cristo ha resucitado, Aleluya.

P Nosotros te agradecemos, Jesús resucitado, por el Pedro de hoy, nuestro Papa. Que vive su servicio apostólico con tanta generosidad y calor, en el sacrificio de estos tiempos tan bellos, pero tan duros. Cada día nos interpelas también a nosotros: "¿Me amas tú más que éstos?". A nosotros, con Pedro y bajo Pedro, nos confías una porción de tu grey. Y nosotros nos encomendamos a ti. Persuádenos, Maestro y dador de vida, que sólo si amamos apacentaremos tu grey; y sólo con nuestro sacrificio, lo alimentaremos con tu verdad y con tu paz.

T Amén

T Oh María. Templo del Espíritu Santo,

Guíanos como testigos del Resucitado

por el camino de la luz.

Undécima estación

El Resucitado confia a sus discípulos la misión universal

Te adoramos, oh Cristo resucitado, y te bendecimos.

T Porque con tu Pascua has dado la vida al mundo.

L Del Evangelio según San Mateo (Mt 28,16-20)

T Alégrate Virgen Madre:

Cristo ha resucitado, Aleluya.

P Jesús Resucitado, llega reconfortante tu promesa: "Yo estoy con vosotros todos los días" (Mt. 28, 20). Solos, no somos capaces de sobrellevar el mínimo peso con perseverancia. Tanto menos de soportar sobre nuestras pobres espaldas el peso del mundo. Nosotros somos la debilidad, Tú eres la fuerza. Nosotros somos la inconstancia, Tú eres la perseverancia. Nosotros somos el miedo, Tú eres el coraje. Nosotros somos la tristeza, Tú eres la alegría. Nosotros somos la noche, Tú eres la luz. Nosotros somos el estancamiento, Tú eres la Pascua.

T Amén

T Oh María. Templo del Espíritu Santo,

Guíanos como testigos del Resucitado

por el camino de la luz.

Duodécima estación

El Resucitado sube al Cielo

Te adoramos, oh Cristo resucitado, y te bendecimos.

T Porque con tu Pascua has dado la vida al mundo.

L De los Hechos de los Apóstoles (Hechos 1, 6-11)

Alégrate Virgen Madre:

Cristo ha resucitado, Aleluya.

P Jesús resucitado, has ido a prepararnos un puesto. El puesto del hombre-hijo está a la derecha de Dios-padre y madre. El boleto ya lo has adquirido. No debemos romperlo. Haz que nuestros ojos estén fijos allí donde está la eterna alegría. Un pedazo de paraíso lo arregla verdaderamente todo. Mirando la Pascua plena, nosotros nos comprometeremos a realizar aquí en la tierra la Pascua para cada hombre y para todo el hombre. La Pascua de hoy, que libera al hombre, es profecía gozosa de la bienaventuranza sin fin.

T Amén

T Oh María. Templo del Espíritu Santo,

Guíanos como testigos del Resucitado

por el camino de la luz.

Décimo tercera estación

Con Maria, esperando el Espíritu Santo

Te adoramos, oh Cristo resucitado, y te bendecimos.

T Porque con tu Pascua has dado la vida al mundo.

L De los Hechos de los Apóstoles (Hechos 1, 12-14)

Después

Alégrate Virgen Madre:

Cristo ha resucitado, Aleluya.

P Jesús resucitado de la muerte, siempre presente en tu comunidad pascual, derrama sobre nosotros, por intercesión de María, todavía hoy, aquí, El Espíritu Santo tuyo y de tu Padre querido: El Espíritu de la vida, el Espíritu de la alegría, el Espíritu de la paz, el Espíritu de la fuerza, el Espíritu del amor, el Espíritu de la Pascua.

T Amén

T Oh María. Templo del Espíritu Santo,

Guíanos como testigos del Resucitado

por el camino de la luz.

Décimo cuarta estación

El Resucitado envía el Espíritu santo prometido

Te adoramos, oh Cristo resucitado, y te bendecimos.

T Porque con tu Pascua has dado la vida al mundo.

L De los Hechos de los Apóstoles (Hechos 2, 1-6)

Alégrate Virgen Madre:

Cristo ha resucitado, Aleluya.

P Oh Espíritu Santo, que unes inefablemente la Padre con el Hijo; tú eres el que nos unes a nosotros con Jesús Resucitado, hálito de nuestra vida; tú eres el que nos une a la Iglesia, de quien tú eres el alma y nosotros los miembros. Como San Agustín, cada uno de nosotros te suplica (recitación coral):

Respira en mí. Espíritu Santo, para que yo piense lo que es santo, para qué yo ame lo que es santo. Fortifícame tú, Espíritu Santo, para que yo nunca pierda lo que es santo.

T Amén

T Oh María. Templo del Espíritu Santo,

Guíanos como testigos del Resucitado

por el camino de la luz.

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