Yo, pecador, me confieso a Dios todopoderoso,
a la bienaventurada siempre Virgen María,
al bienaventurado san Miguel Arcángel,
al bienaventurado san Juan Bautista,
a los santos Apóstoles Pedro y Pablo,
a todos los santos, y a vosotros, hermanos,
que pequé gravemente con el pensamiento,
palabra y obra;
por mi culpa, por mi culpa, por mi gravísima culpa.
Por tanto, ruego a la bienaventurada siempre
Virgen María, al bienaventurado
san Miguel Arcángel, al bienaventurado
san Juan Bautista,
a los santos Apóstoles Pedro y Pablo,
a todos los santos, y a vosotros, hermanos,
que roguéis por mí a Dios nuestro Señor.
Amén.
jueves, 17 de julio de 2008
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