San Miguel Arcángel, defiéndenos en la hora de la batalla, que seas nuestro resguardo en contra de la maldad y de las trampas del demonio, que pueda Dios restringirle, nosotros humildemente te rogamos y que puedas tu, O Príncipe de la Multitud Celestial, por el poder de Dios, arrojar al infierno a Satanás y a todos los malos espíritus que rondan por el mundo, buscando la ruina de almas. Amen.

Marcos 16:17 Estos signos acompañarán a los creyentes,
en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas extrañas,
podrán recoger serpientes y si beben su veneno no les hará daño,
impondrán sus manos sobre los enfermos quienes se recuperarán.
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