martes, 22 de julio de 2008

Novena a la Virgen de la Merced




TODA LA SIGUIENTE FÓRMULA SE DEBE REZAR DURANTE 9 DÍAS SEGUIDOS

Por la señal, etc..

¡ Dios mío, amorosísimo Padre mío! Por sola vuestra bondad infinita, creasteis en el principio del mundo el cielo y la tierra, haciéndolo todo de la nada, Vos, Señor, que con suma sabiduría lo gobernáis todo y con admirable providencia lo ordenáis del modo más conducente a vuestra honra y gloria: suplicaos, Señor, penetréis mi corazón con un rayo de devoción verdadera para hacer esta Novena en preparación a la fiesta... y que me enseñéis, como Sapientísimo Maestro, a pedir aquello que más me convenga para la salud espiritual de mi alma, disponiéndolo todo a mayor servicio vuestro, que así lo espero alcanzar de vuestra bondad y misericordia infinitas. Amén.

Tres Gloria....

Dulcísima Virgen de la Merced, augusta Madre de Dios, estrella resplandeciente del mar, oye, Señora, nuestros ruegos, Vos que benigna escuchaste desde el cielo a los miserables cautivos que gemían sin consuelo en la dura opresión de los Moros, rompiendo las cadenas que los aprisionaban, por medio de vuestra esclarecida Orden de Redentores. Por el profundo ardor de vuestra caridad, por las entrañas en que encarnó el Hijo de Dios para nuestro remedio, pedimos, dulcísima Madre, romper las cadenas de nuestras culpas, para que merezcamos conseguir lo que pedimos en esta novena.
Ave Maria...

- Nuestra Sra. de la Merced.
- Rogad por nosotros.

¡ Oh Maria Santísima de la Merced asilo seguro del navegante en peligro, asistidnos en las tempestades y naufragios que nos amenazan en este océano, en que se encuentra lanzada nuestra alma. Estrella siempre consoladora, siempre radiosa, siempre protectora, siguiendo vuestra agradable luz, nadie se desvía jamás; con vuestro escudo, ya no hay temor bajo vuestros auspicios, se llega al término de todos los deseos y así como la estrella del mar dirige al nauta hacia el puerto, del mismo modo conducís a la gloria. Oh María dignaos, realizar todo eso en favor de los que así, en la calma como en la tempestad, todo lo esperan de Vos: como también la particular merced que solicitamos en esta novena.
Ave Maria...

- Nuestra Señora de la Merced.
- Rogad por nosotros.

¡ Amantísima María de la Meced !¡ Virgen llena de clemencia y ternura! ¡ con cuánta razón se puede decir de Vos, como del Salvador, que vuestra misericordia iguala vuestro poder! Si una bondad exquisita os indujo a bajar espontáneamente a la tierra para cambiar la mísera situación de tantos cristianos cautivos. Cual debe ser en el cielo la extensión prodigiosa de esta bondad, cuando del fondo de este valle de lágrimas, os rogamos que vengáis en auxilio de unos desventurados, redimidos por la sangre de Jesús. Olvidad, oh Madre querida, nuestra indignidad, y dignaos sernos favorable en la salvación eterna.
Amén.
Ave Maria...

Ahora levantando el corazón con humildad se le pide a Dios mediante los méritos de la virgen de la Merced la gracia que se desea alcanzar

- Ruega por nosotros, Santísima Virgen de la Merced.
- Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

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